La Historia

Las primeras constataciones PREHISTÓRICAS de poblamiento humano en Tavernes, y también de toda la Comunidat Valenciana, datadas en el Paleolítico hace más de 350.000 años, se encuentran en la Cova de Bolomor, en la montaña de la Ombria. Las excavaciones confirman la adaptación de comunidades de homínidos, posiblemente del Homo Heidelbergensis.

Posteriormente, los neandertales establecieron asentamientos en esta zona, según hallazgos de diferentes huesos encontrados en la misma cueva (molares, caninos y un parietal), y de restos del hogar más antiguo de Europa, lo que permite verificar que ya hacían un uso controlado del fuego.

Fueron las poblaciones neolíticas, con una vida más sedentaria, las responsables de la continuidad del poblamiento. En la Cova de la Carta, en el barranco del Bolomor, se han encontrado restos de este periodo.

En el periodo neolítico, las cuevas se utilizaron como necrópolis donde se depositaban también utensilios de la vida cotidiana. La Cova del Caçador (o de les Foietes) es una buena muestra de este tipo.

Tavernes fue un lugar ideal para los ÍBEROS debido a su morfología: proximidad del mar y promontorios desde donde tener un buen campo visual. Las ruinas de unas fortificaciones en la vertiente sudeste de la montaña de les Creus, conocidas como els Castellets, el Ràfol y la zona del Teularet, confirman la existencia de poblamiento ibérico.

En cuanto a la ROMANIZACIÓN, la escasez de hallazgos confirma al menos la existencia de poblamiento en el valle en este periodo. Existe la hipótesis de un asentamiento romano al sudeste del valle, por el hallazgo de monedas romanas en la montaña de la Ombria.

En la época MUSULMANA, el valle se llamaba valle de Alfàndech (valle o barranco en árabe) y el territorio estaba organizado en alquerías alrededor del castillo de Alfàndech, que, junto con els Castellets, que ocuparon y rehabilitaron, completaban un sistema defensivo con misión de vigilancia.

Algunas de esas alquerías eran la llamada Gebalcobra en árabe (montaña mayor), el núcleo antiguo de la actual Tavernes, y la llamada Gebalsogra (montaña menor). En el siglo XIII, los colonizadores pasaron a llamarlas Taverna y Ombria, respectivamente.

Fuera del valle habían dos alquerías próximas que más adelante se incorporarían a los dominios del monasterio de la Valldigna: el Massalalí y la Alcudiola (situadas en la actualidad una alrededor del rincón del Massalari y la otra donde se encuentra la antigua ermita de San Lorenzo (supuesta base de una antigua mezquita árabe). Esta división territorial duraría hasta el siglo XIX.

Hacia el año 1240, Jaime I ocupa el valle de Alfàndech; comenzaba la ocupación CRISTIANA. Con tal de asegurar la explotación del territorio, no se expulsó a la población mora. A los que permanecieron se les respetó la forma de vida, las costumbres, e incluso las tierras que trabajaban.

El año 1249, el mismo Rey Jaime I efectúa la repoblación del territorio y concede importantes donaciones a cristianos de otros lugares.

Jaime I también promovió la inmigración de judios hacia los territorios conquistados, y en el Valle de Alfàndech conservaron un lugar de privilegio como propietarios de casas y tierras, recibidas mediante donaciones reales hasta el siglo XIV.

Durante la reconquista cristiana, se garantizó por privilegio real, confirmado posteriormente el año 1298 por Jaime II, que a los mudéjares (musulmanes que continuaban viviendo en la península ibérica durante la dominación cristiana) de la Valldigna se les permitiera su religión, lengua y costumbres. Pero esta situación de tolerancia cultural y religiosa fue cambiando y deteriorando, y se agravó de tal forma que perdieron libertades, derechos y estatus.

En 1298, a su paso por el valle, sorprendido al ver una tierra tan copiosa, Jaime II le puso el nombre de Valldigna, y así ha continuado desde entonces. Ese mismo año cedió a la comunidad del Císter los terrenos para fundar el monasterio de la Valldigna, que se encargó de proteger a los cristianos del Ràfol.

La demarcación de la Valldigna se llevó a cabo el año 1298, después de la cesión.

Durante la EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS, el monasterio confiscó las casas y las tierras de los musulmanes.

Los pobladores árabes tuvieron que aceptar forzosamente, entre otras cosas, su incorporación al injusto sistema de señoríos. 

La conversión y emigración de los musulmanes y la construcción de siete nuevas iglesias por todas las alquerías fue causa suficiente para que los habitantes del Ràfol se marcharan a vivir a Gebalcobra (Tavernes) y crearan el núcleo más poblado del valle.

Para frenar la fuga constante de infieles, los monjes cistercienses recorrieron todos los pueblos del alrededor con el objetivo de instruir a la población morisca con arreglo a la religión cristiana. 

Las consecuencias de la expulsión fueron diversas y complejas; entre otras, la ruina de señores feudales, tierras abandonadas, largos periodos de crisis económica y demográfica, caracterizada por los problemas de repoblación, la falta de mano de obra, el descenso del nivel de las rentas…. 

Hacia 1575, Felipe II encarga un estudio de la defensa del litoral, por temor a una posible invasión mora desde las costas de África, ya que el litoral sur y este peninsular era atacado a menudo por piratas y corsarios que arrasaban cultivos y saqueaban pueblos.  

Es entonces cuando aparece un nuevo tipo de construcción defensiva: las torres de vigía. Se construyeron por todo el litoral mediterráneo y formaban parte de un sistema de vigiláncia que permitía avisar rápidamente de un ataque. La torre de vigía La Vall, cerca de la playa de Tavernes, es una de las mejor conservadas de la Comunidad Valenciana. Fue declarada Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, y está inscrita desde 2002 en el registro del Patrimonio Histórico Español.

El siglo XVIII es tiempo de MODERNIZACIÓN, una época eminentemente positiva en cuanto al crecimiento demográfico y al potencial económico. Podemos destacar un imparable crecimiento de la agricultura. El cultivo más rentable en el regadío era el trigo y, después, el arroz. La ganadería, en cambio, estaba en gran medida subordinada a la agricultura.

La Valldigna aún era tierra privilegiada y el monasterio de Santa María tenía potestad sobre la mayoria de bienes.

En cuanto a la evolución de las mejoras técnicas de la época, están los molinos hidráulicos, adaptados al proceso de elaboración de harina o blanqueo del arroz que, aprovechando la energía hidráulica, accionaba todo un encadenado y eficiente sistema de producción.

En Tavernes aún sigue en pie alguno de estos ejemplares: el Molino Viejo del Pla es el ejemplo más claro de estas construcciones.

En este proceso de modernización, la culminación llegó con la revolución industrial y la importantísima incorporación de la línea de ferrocarril, en nuestro caso la línea Carcaixent-Dénia del año 1884. Este medio de transporte era aprovechado tanto por los viajeros como por los mercaderes, abrió las puertas al comercio, permitió la movilidad de la gente y garantizó una comunicación constante.

Como punto final a este breve resumen de la história de Tavernes, comentar que la localidad obtuvo el título de ciudad el año 1916, concedido por el Rey Alfonso XIII.